Si pudiéramos escoger jugadores “insignia” de nuestra historia, uno de ellos sería el “Gran Capitán”, de los pocos que vistió únicamente la camiseta de Santiago Wanderers en toda su trayectoria profesional, y de lo cual se sentía sumamente orgulloso.
Don Oscar Jorge Dubost Herrera nació en Iquique a fines de los años 20, sin embargo, en su infancia la familia se radicó en Valparaíso, específicamente en el Cerro Cordillera, lugar con el que se identificó especialmente por el resto de su vida. En nuestra ciudad su padre fallece cuando apenas Jorge tenía doce años, por lo que, junto a su hermano mayor, tuvieron enfrentar esta realidad luchando tenazmente para ayudar con el sostén familiar junto a su madre y una hermana menor. Así, realiza labores de ayudante de cocina en un buque.
En su adolescencia ya comenzaba a destacarse por sus grandes dotes futbolísticas a nivel amateur, donde militó en el club Alianza del Cerro Cordillera y el Deportivo Mariposa. Es así como, a mediados de la década del 40, dirigentes de Santiago Wanderers llegan hasta el auditorio Osmán Pérez Freire con el objetivo de darle seguimiento a este joven, cuyas descollantes actuaciones -en ese tiempo, como zaguero central izquierdo- los convencieron para integrarlo a sus filas. Como ya era trabajador en esta época, debe conseguir permisos para entrenar y se decide finalmente por el fútbol profesional.
Aunque al principio fue integrado a las reservas del club, al poco tiempo es ascendido al primer equipo junto a sus compañeros de generación Francisco Julio, Reinaldo Coloma y Guillermo Díaz, con quienes conseguiría el memorable vicecampeonato de 1949 con uno de los mejores planteles de la historia caturra, dirigidos por don José Gallego Pérez. El recordaba así su debut siendo aún muy joven: “Era tan ‘chico’ que el día que debuté en el Santa Laura los porteros del estadio no me creían que era jugador y solo porque Guillermo Díaz y el dirigente Santiago “Chaguito” Rebolledo se percataron de la situación, pude vestir la camiseta verde por primera vez”.
Ya desde esos años la prensa no escatimaba elogios para su juego, destacándolo como una de las revelaciones del año. El desaparecido Diario La Unión de Valparaíso lo describió así en una reseña: “Está jugando a lo crack. Sobrio, seguro y cumple con inteligencia su doble papel de defensa y alimentador de su delantera”.
Don Jorge no solo destacaba como buen jugador, sino también como un gran líder en el camarín. Su compañero y amigo Víctor Rodríguez así lo recordaba: “Era una persona muy correcta. Él nos calmaba cuando se nos pasaban las revoluciones”.
Con su club de siempre conseguiría dos vicecampeonatos más (1956 y 1960), dos Copa Chile (1959 y 1961) y el glorioso título de 1958, retirándose de la actividad futbolística en 1963.
Sobre este último mencionado, en una entrevista para El Mercurio de Valparaíso en 2001 declaró: “Lo que sentí ese día no se puede explicar con nada. Salir campeón con Wanderers es lo mejor que te puede ocurrir en la vida. Yo nací en Iquique, pero estar en esta institución es enamorarse de Valparaíso, porque Valparaíso es el Puerto”.
Luego de todas esas satisfacciones que siempre recordó, el “Gran Capitán” partió un día como hoy, en 2007, siendo acompañado al Cementerio N° 3 de Playa Ancha por familiares, amigos, gran cantidad de hinchas y por la bandera de su amado club, por quien dio cientos de batallas y dejaría en herencia esa wanderinidad a sus descendientes hasta el día de hoy.
Entrenando el golpe de cabeza en el Estadio Playa Ancha (Archivo Familia Dubost)
En el Estadio Playa Ancha (Archivo Familia Dubost)
Con la Copa Chile, llevado en andas por sus compañeros (Revista Estadio)
Un aporte del investigador Mauricio Larco para Santiago Wanderers.