Nació el 30 de octubre de 1942, en Mejillones. En su adolescencia, su familia se traslada a la comuna de Limache, donde se divide entre sus estudios orientados a las labores agrícolas en el Instituto Rafael Ariztía de Quillota y su pasión que era el fútbol. Con solo 17 años, debuta en el primer equipo de San Luis de Quillota y de inmediato este joven delantero impresiona por su fuerza física, vigor y tenacidad.
A principio de 1962, Santiago Wanderers transfiere a don Armando Tobar a Universidad Católica y, para reemplazarlo, nada mejor que traer desde tierra quillotanas a Juan Álvarez, que resultó goleador de su club en el torneo del año anterior. Complemento perfecto para punteros de aquella época, como “Pastelito” Méndez y “Colorado” Hoffmann, quienes con sus centros y pases surtían a este fiero centrodelantero, que sumaba y sumaba goles hasta convertirse en goleador histórico del club en primera división.
Apodado el “Tanque” por enfrentarse a cualquier zaga rival con impresionante fiereza combativa, fue considerado enemigo de las defensas, no achicándose ante nadie. El premio mayor lo obtuvo en la temporada 1968 campeón con los inolvidables y legendarios Panzers.
Luego de un periplo por otros clubes, regresa en 1974 al club de sus amores debido a la transferencia de Jorge Dubanced. En esos años sigue mostrando su estampa goleadora.
Luego de su retiro, trabajó en el club como formador en las series menores y, en febrero de 2014, Mejillones, su ciudad natal, reconoce su envergadura como ídolo nombrando a su gimnasio polideportivo como “Juan Álvarez Rubiño”.
El “Tanque” llevó a Wanderers en el corazón, a tal punto que estos últimos meses se le podía ver entonando con todas sus fuerzas el himno caturro a pesar de su estado de salud.
El 28 de octubre de 2023, en la comuna de Quillota, ha fallecido una leyenda, pero queremos que viva en el recuerdo de la hinchada, valorando siempre todas sus hazañas con Santiago Wanderers.