Somos Historia Viva: La leyenda de Jesús Picó, motor y alma de 1958

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Nos trasladamos a inicios del siglo XX. En una época de inmigración española masiva a nuestro país llega desde la provincia de Cantabria -en el límite con el País Vasco- don Vicente Picó Pérez a Valparaíso, con muchos sueños y esperanzas. Hacia los años 20, ya estaba consolidado en su sociedad comercial en Valparaíso, con la tienda “Las Dos Campanas”, ubicada en calle Independencia, dedicada a la sastrería, y en especial confecciones de uniformes escolares. 

Don Vicente se casa con doña Exequiela Imatz, de origen vasco, siendo uno de sus hijos Jesús Bernardino Picó Imatz.

Comenzó a jugar fútbol teniendo unos siete años. Se desarrollaba entre el Estadio Español de Recreo y el patio del Colegio de los Padres Franceses, este último una gran escuela de excelentes deportistas. Sin embargo, a sus padres no le gustaba esa dedicación frenética de su hijo a este deporte. Incidía en su rendimiento escolar, donde cada año pasaba apenas de curso. Pero el fútbol era un elemento distractor enorme y más aún con el señuelo que significa Santiago Wanderers para los jóvenes del Puerto. 

El club caturro se fija en este talento en ciernes, y con solo 17 años, se le ofrece contrato como profesional. ¿Qué haría si para ello necesitaba autorización de sus padres? Él cuenta en una entrevista para la revista Estadio: “Nosotros tenemos una tienda en Valparaíso, que ahora atendemos entre mi hermano mayor y yo, así es que todos los días hay cosas que firmar, cartas, facturas, pedidos de mercadería. . . Bueno, entre un montón de esos papeles para la firma metimos esa autorización. Así, «a la mala», pude ser profesional…”.

El “Polilla”, como fue apodado por un cartero en calle Independencia, fue entonces producto del pródigo semillero caturro. De la misma generación juvenil que Raúl Sánchez, Fernando Peña, Reinaldo Riquelme, y muchos otros valores. Formados amando los colores. Se trataba de un mediocampista ofensivo incansable, inteligente para construir, solidario para colaborar en defensa, resuelto frente al arco. Su camiseta “8” de titular bien ganada.

En 1957 tuvo justo premio al ser llamado a la Selección Nacional para disputar el Campeonato Sudamericano jugado el Lima, donde fue titular en 4 partidos.

Llegaría 1958 como el año de la gloria. Sin embargo, el inicio de año no fue fácil. Quizás descorazonado por el mal resultado obtenido en Lima, tuvo la firme intención de abandonar la actividad, con solo 23 años. Estaba ya decidido a aquello. Pero hubo voces que afortunadamente lo convencieron de lo contrario. Probablemente el entrenador José “Gallego” Pérez influyó en el feliz cambio de decisión. Y decimos feliz, porque en el campeonato de 1958 resultó ser el motor, alma y cerebro del equipo. Y además goleador, con nada menos que 11 goles.

Luego de ser parte del plantel que ganaría la Copa Chile de 1959 (en el partido final no actuó como titular), Jesús Picó emigra del club. Posteriormente tuvo un breve paso en 1964, para luego retirarse definitivamente del fútbol.

Nuestro campeón, motor y alma de 1958, falleció un 20 de diciembre de 1993 en Viña del Mar, sus restos descansan en el Cementerio Parroquial de Caleta Abarca. Sirva esta reseña para relevar a esta gran figura, injustamente olvidada.

Marcando con la camiseta del Decano

Junto al gran José Gallego Pérez

Junto a Armando Tobar y Cristián González

Defendiendo a Santiago Wanderers ante Colo-Colo

𝐔𝐧 𝐚𝐩𝐨𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝐢𝐧𝐯𝐞𝐬𝐭𝐢𝐠𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐌𝐚𝐮𝐫𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐋𝐚𝐫𝐜𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐢𝐚𝐠𝐨 𝐖𝐚𝐧𝐝𝐞𝐫𝐞𝐫𝐬

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