A mediados de los años 30 comenzó a destacar en el mundo futbolístico del Valle de Aconcagua un joven de gran altura y fuerza para su edad, delantero goleador. Su nombre, Osvaldo Sáez Álvarez.  Jugaba desde infantiles en el club de su barrio de El Tambo, el Lautaro Atlético. En esa localidad de la comuna de San Felipe, mucho más rural en aquel entonces de lo que es hoy, se crió junto a su familia trabajando y corriendo libremente entre campo y potreros. Al poco tiempo pasó a uno de los clubes amateur más grandes, el Arturo Prat, donde, en serie juvenil, fue el goleador absoluto de su equipo.   

Con propuestas de clubes profesionales capitalinos contando solamente con 17 años de edad, la familia prefirió cuidarlo de las distracciones y los peligros que podría correr en una ciudad de la magnitud de Santiago, a esa corta edad. El joven decidió esperar. Porque sus aspiraciones no estaban totalmente en la capital. Su ídolo, Raúl Toro Julio, por quien había abrazado el puesto de centrodelantero, había vestido alguna vez la camiseta verde de Santiago Wanderers. Así que, cuando un padrino resultó electo director de nuestro club, decidió junto a su familia que ya con 20 años y algunos meses era el momento de partir, debutando profesionalmente en 1944, bajo las órdenes del capitán, defensa y entrenador, Fermín “Vasco” Lecea, coincidiendo con la participación definitiva del club en la Asociación Central.

¡Y qué desempeño tuvo el ya conocido como “Huaso” Sáez en su año debut! Memorable fue su impronta goleadora en aquel partido contra Universidad Católica, jugado en la tarde del domingo 2 de julio en Playa Ancha. Le convirtió tres goles nada menos que al “Sapo” Livingstone, en lo que fue goleada 6-2. Finalizó el año como el máximo goleador del equipo, con 9 goles. Este rendimiento lo llevó a ser preseleccionado por Chile para el Sudamericano (hoy Copa América) de 1945.

Antes de partir el torneo de ese año, vio con emoción cómo se cumplió otro añorado sueño. La dirigencia caturra hace las gestiones para que la máxima figura de una época inolvidable de nuestro fútbol regrese a jugar sus últimos años en su amado club: el célebre centrodelantero Raúl Toro Julio. 

A fin de hacer espacio en la delantera a su ídolo, Sáez adopta el puesto de puntero derecho, esquema que sería por los próximos 3 torneos, hasta el retiro de “Toribio” en 1948.

Pero hasta que ese momento llegara, sus sólidas actuaciones le confirmaron en la Selección Nacional, actuando en los Sudamericanos de 1946 y 1947. En este último, jugado en Guayaquil, convierte 4 goles, lo que lo convierte en el wanderino más goleador en la hoy denominada Copa América, en la era profesional.

Sin embargo, en 1949, al asumir José “Gallego” Pérez, este cambia- de forma quizás incomprensible para algunos- la posición del “Huaso”, bajándolo a mediozaguero o “centro half” en dupla con Dubost. El tiempo le dio la razón al gran estratega argentino, ya que Santiago Wanderers haría una de sus mejores temporadas, logrando el vicecampeonato, y Osvaldo Sáez como una de las grandes figuras de la temporada.

Y es en esa posición es que es convocado al Mundial de Brasil 1950, aunque previamente siendo traspasado a Colo-Colo por una millonaria cifra.

Luego de variadas convocatorias nacionales más, y de haber logrado rendimientos descollantes en en el fútbol, Osvaldo Sáez fallece en Santiago con solo 38 años, el 9 de julio de 1959.