El reloj marca cerca de las 17:00 horas del domingo 30 de noviembre de 1958. En el Estadio Braden Copper de Rancagua el árbitro argentino, don José Luis Praddaude da por finalizado el partido entre el local, O’Higgins, y Santiago Wanderers. Empate a dos goles.
Nuestro club llegaba a este partido de la última fecha igualado en puntaje en la cima con Colo-Colo, quien disputaba su partido contra Everton a la misma hora en el Estadio El Tranque.
Antes de continuar con el desarrollo del partido, es importante destacar que este plantel fue el punto cúlmine de un proceso que comenzó el entrenador, don José Pérez Figueiras, hacia 1955. Ya en 1956, el equipo había logrado el vicecampeonato, y al año siguiente, el cuarto lugar. Tal como caracterizaba el “Gallego”, se le dio realce a la juventud nacida de la cantera, y mucha de ella observada y traída al club desde los cerros porteños. Ya se afianzaban jugadores como Raúl Sánchez, Aldo Valentini, Jesús Picó, Carlos Hoffmann, Armando Tobar, Carlos Reinoso, Cristián González con otros “más experimentados” como Francisco Julio, Reinaldo Coloma, los argentinos Nicolás Moreno, Emilio Bozalla, Oscar Ledesma y el arquero Juan Félix Martínez (estos dos últimos nacionalizados), y jugadores que llegaron o ascendieron al primer equipo en el mismo año 1958, como Víctor Beltrán, Ricardo Díaz y Jaime Salinas.
Volviendo al partido, y con la gran expectación de toda una ciudad, Santiago Wanderers salió a la cancha con la siguiente formación: Martínez; Valentini, Sánchez y Hoffmann; Bozalla y Dubost (capitán); Reinoso, Picó, Tobar, González y Beltrán. Existieron algunas dificultades no menores: las ausencias por fuerza mayor de los titulares Julio y Ledesma, y el portero Martínez jugando lesionado, aún en recuperación de una hernia en la columna vertebral.
Respondiendo a su favoritismo, Wanderers dominó la mayor parte del lance y se encontró ganando hasta parte del segundo tiempo por 2-0, con goles de Reinoso y Picó. Sin embargo, dos desafortunadas jugadas permitieron a O’Higgins empatar, y se desató el nerviosismo. El equipo local defendía con dientes y uñas el resultado, ya que con ese punto se salvaba del descenso.
Hasta que llega el pitazo final. La explosión de alegría de los jugadores, más los cerca de mil wanderinos y wanderinas que viajaron en decenas de micros estaba contenida. Las comunicaciones no eran tan fluidas como ahora para saber tan certeramente lo que ocurría en Viña del Mar. Sin embargo, al poco rato se corrió la voz de que en El Tranque Colo-Colo había sido derrotado y se desató la locura. Santiago Wanderers conseguía el primer título en la Asociación Central de Fútbol y el tercero de carácter profesional. En algo inusual para estos tiempos, los hinchas locales y visitantes se unieron en la celebración. Unos, por salvarse del descenso y los caturros, por el campeonato.
La llegada al anochecer de la micro Expresos Viña del Mar que transportaba al plantel desde Rancagua, junto con la larga caravana que le acompañaba, se encontró con un espectáculo impresionante, ya pasando del Alto del Puerto hacia el Barrio O’Higgins (en ese tiempo aún no se construía la variante Santos Ossa). Casas embanderadas de verde, bocinazos, hombres, mujeres y niños repletando las calles, entonando a todo pulmón el himno caturro, y la micro avanzando lentamente.
“La Avenida Argentina era un mar humano, algo nunca visto”, recordaba don Armando Tobar. Y sí. Existen cálculos que sitúan en unas 100.000 personas ese “mar humano” desbordante de alegría. El presidente, don Enrique Basáez Mella recibía, además, las felicitaciones de la prensa y de dirigentes de clubes de la región.
Un 30 de noviembre de 1958, un campeonato que todo wanderino y wanderina seguirá recordando junto con sus forjadores.
Llegada del plantel a Valparaíso, Revista Estadio.
Jorge Dubost e hinchas en Rancagua, Diario La Nación.
𝐔𝐧 𝐚𝐩𝐨𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝐢𝐧𝐯𝐞𝐬𝐭𝐢𝐠𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐌𝐚𝐮𝐫𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐋𝐚𝐫𝐜𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐢𝐚𝐠𝐨 𝐖𝐚𝐧𝐝𝐞𝐫𝐞𝐫𝐬